Los estudios Metro Goldwyn Mayer, la esencia del viejo
Hollywood, están al borde de su desaparición. arruinados y sin comprador
a la vista, viven la decadencia de una historia repleta de éxitos.
Ni Slats ni Tanner ni Jackie podían
saber desde sus jaulas de celuloide que el poderoso rugido de salutación
al que les habían conminado los prebostes de la casa iba a convertirse
en la más fatídica de las profecías, en el lamento... Continuar leyendo